La falta de concienciación ciudadana para no arrojarlas al inodoro incrementa los gastos en limpieza y sustitución de piezas del saneamiento.
Los tamices que reciben y filtran las aguas residuales que llegan a la estación depuradora de Maqua son una especie de inventario de productos que convierten su observación en un entretenimiento. Tanto que resulta increíble ver lo que aparece y aventurar su posible procedencia. Hay de todo lo que uno se pueda imaginar: balones de fútbol, balones de fútbol, botas de trabajo tableros de encofrado, tapas de yogur, papeles de caramelo… El diámetro de los colectores es lo suficientemente grande como para soportar todo eso. Pero hay un elemento que es protagonista hasta el punto de poner en jaque el mantenimiento y los sistemas de bombeo del saneamiento de la comarca de Avilés. Las toallitas y los bastoncitos llegan por toneladas a pesar de los continuos llamamientos al civismo para no tirarlas por el inodoro ni arrojarlas a los sistemas de alcantarillado.
Estos productos colapsan los sistemas de bombeo, como se puede comprobar en la limpieza de pozos que se hace cada tres meses. Su destino debería ser el cubo de la basura para su tratamiento y reciclaje conveniente en el vertedero de Cogersa, pero los tamices de la estación de Maqua captan cientos de toallitas por minuto, que son conducidas por una cinta transportadora hacia contenedores donde son los residuos protagonistas, junto con los bastoncillos.
Las toallitas son cada vez más utilizadas en sustitución del papel higiénico. La generalización de este producto, que empezó a comercializarse hace unos años para los bebés y se ha ido extendiendo a muchos otros usos, ha ido paralela al aumento de los atascos en edificios, redes de alcantarillado y plantas de depuración.
Tienen una base textil que no se disuelve con facilidad en el agua. Aunque muchos ciudadanos piensan que son inofensivas y totalmente biodegradables, la realidad es que son las causantes de atascos y averías periódicas en toda la red de saneamiento. Atascos y averías que tienen su correspondiente coste económico.
Las cifras de retirada de residuos cada año en la estación depuradora de Maqua son elocuentes. Solo en 2017 el valor total alcanzó las 5.853,15 toneladas, en un balance en el que es protagonista el fango deshidratado, con 4.882,50 toneladas. Le siguen las arenas (459,34) y el material de las rejas de desbaste (260,25).
Fuente de la noticia: La voz de Avilés