El agua del grifo es esencial para combatir el COVID-19 porque la usamos para lavarnos las manos, ducharnos, limpiar o desinfectar nuestro hogar. Es tu derecho, pero también es tu obligación cuidar de ella. El WC no es una papelera.
Entrevista a Julio Antonio Pérez Álvarez, gerente del Consorcio de Aguas de Asturias, en la TPA.
El simple gesto de arrojar al inodoro toallitas húmedas y otros productos de desecho como bastoncillos, preservativos, tiritas, compresas, etc., provoca atascos no sólo en la red pública, en las estaciones de bombeo o en las depuradoras, sino también en las comunidades de vecinos y en los hogares, generando serios problemas técnicos, económicos y medioambientales.
Se trata de un problema que se ha incrementado exponencialmente con el aumento del consumo de toallitas húmedas y la permanencia de las personas en sus casas durante la actual crisis sanitaria, generando atascos en la red de saneamiento que afectan al ciclo urbano del agua y poniendo en peligro la salubridad de un recurso esencial para combatir el Covid-19 porque con ella nos lavamos las manos, nos duchamos, limpiamos y desinfectamos nuestra vivienda, la ropa, la vajilla, etc.
A pesar de que se anuncian como ‘biodegradables’, las toallitas están hechas de microfibras y microplásticos y pueden atascar las tuberías si las tiramos por el retrete, ya que pueden pasar hasta un mes en el agua sin degradarse.
Por eso, ahora más que nunca, debemos hacer un uso responsable del agua, evitando malgastarla y recordando que “El WC no es una papelera”. Nunca arrojes al inodoro toallitas, compresas, tiritas, colillas, bastoncillos….y tampoco, pinturas, aceites o medicamentos. ¡Hazlo por ti; hazlo por todos!
El vertido incontrolado de este producto y otros similares al inodoro llega a crear enormes tapones en las redes e instalaciones relacionadas con el ciclo del agua, cuyo desatasco cuesta millones de euros.
Se inicia el problema en las propias viviendas, sobremanera en las comunidades de vecinos, donde las fibras textiles generan atascos en las tuberías de evacuación. Luego se traslada a las propias redes de saneamiento municipales.
Incorporada el agua residual a los colectores de transporte, estos materiales continúan produciendo atascos en compuertas, bombas y otros dispositivos intermedios.
Cuando no son vertidos directamente al medio natural, al producirse averías o episodios de lluvia importantes que generan reboses en algunas instalaciones.
Finalmente, cuando alcanzan las Estaciones Depuradoras de Agua Residual (EDAR), los problemas se reproducen principalmente en los tratamientos primarios (rejas de desbaste, tamices, etc.).
Finalmente, cuando alcanzan las Estaciones Depuradoras de Agua Residual (EDAR), los problemas se reproducen principalmente en los tratamientos primarios (rejas de desbaste, tamices, etc.).
El vertido al WC de toallitas higiénicas y otros residuos domésticos, como bastoncillos o productos de higiene íntima, conlleva graves consecuencias no solo para el medioambiente, sino también para la economía de todos los ciudadanos.
La Asociación Española de Abastecimiento de Agua y Saneamiento, AEAS, calcula que el sobrecoste por persona, generado por el mal uso de las toallitas, es de entre cuatro y seis euros al año. Es decir, en Asturias esta cifra alcanza los cinco millones de euros anuales.
La disposición de estos residuos en el vertedero de Cogersa supuso en 2019 un gasto de 1.268.203 euros.