El Plan de Abastecimiento prevé que los distintos sistemas estén interconectados en caso de necesidad para asegurar el consumo
El borrador inicial del Plan Director de Abastecimiento de Aguas del Principado 2020-2030 se encuentra en pleno proceso de consultas previas. Después llegará el estudio ambiental estratégico, el periodo de información pública de la propuesta inicial, la declaración ambiental estratégica y, previsiblemente a finales de año, la aprobación definitiva del plan. La idea es que entre en vigor a principios del próximo año.
Los objetivos en materia de abastecimiento son cuatro y pasan por garantizarlo de manera sostenible, mejorar la calidad del agua suministrada, asegurar la viabilidad económica recuperando los costes asociados a la construcción de infraestructuras y su mantenimiento y aumentar entre la población el conocimiento del ciclo integral del agua. Pero es importante conocer la situación actual y cuál es el horizonte que se espera para los próximos años. Para esto, la Consejería de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente utiliza los datos del Plan Hidrológico elaborado por la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, que indica que el posible efecto del cambio climático provocará una disminución de los recursos hídricos en Asturias del 2% en 2027 y del 11% en 2033. Además, también se espera un descenso en la demanda de consumo, cifrada en el 1,4% en 2027 y del 3,2%, en 2033.
La demanda actual en la región es de 295,29 hectómetros cúbicos al año, distribuido en consumo urbano (53,55%), industrial (29,46%), agrario (16,29%) y recreativo (0,69%). Pero esas demandas irán bajando a 291,15 hectómetros cúbicos por año en 2027 y a 285,79 en 2033. No obstante, se prevé que el porcentaje de distribución de los consumos se mantenga similar a los actuales.
Ante este panorama, ¿qué es lo que pretende hacer la Administración asturiana? Este plan director incluye un programa de actuación que prevé asuntos como las infraestructuras, la gestión, la calidad del agua, el uso racional y eficiente del agua y la gobernanza y transparencia. Uno de los objetivos que tiene marcados la consejería es incrementar la eficiencia de la redes de distribución en alta (antes de llegar a los depósitos municipales) para limitar las pérdidas de agua hasta un máximo del 15%, aunque se considera un mínimo técnico del 10%. Se pretende eliminar los puntos débiles del sistema que provocan averías o dificultan el funcionamiento, instalando a la vez elementos de corte, aislamiento, evacuación de aire y protección.
Para mejorar esa eficiencia se considera imprescindible potenciar la monitorización y control de todas las redes de distribución, así como garantizar la interconexión de los sistemas de abastecimiento. La intención es aumentar «el nivel de garantía del suministro frente a escenarios adversos». «Todos los sistemas deberían tener, al menos, depósitos de regulación de una capacidad mínima equivalente al consumo de 24 horas y, en caso de poblaciones menores de 6.000 habitantes, equivalente a 48 horas. Asimismo, nuestros sistemas principales deberían disponer de una estructura de abastecimiento supramunicipal que permita el complemento de su suministro en caso de necesidad».
En aras de garantizar el recurso, se prevé su diversificación, como la regeneración de aguas residuales para fines como industriales o riego, lo que permitiría tener un mayor disponibilidad en los sistemas de abastecimiento para consumo humano. Por ello, el plan prevé que alguna de las grandes instalaciones de depuración debería presentar un sistema de reutilización y distribución a gran escala.
Tarifas homogéneas
Para mejorar la gestión, aunque convivan diferentes sistemas de explotación en los municipios (públicos, privados o mixtos), el plan considera necesario establecer un sistema de tarifas homogéneo y sostenible que asegure la viabilidad del servicio y la recuperación de los costes, al tiempo que implantar un sistema superior de control y adquisición de datos facilitará la detección de anomalías y su resolución.
Pero lo fundamental será contar con fuentes de agua bruta de elevada calidad, por lo que hay que optimizar los tratamientos de potabilización y minimizar sus costes energéticos y medioambientales. Se destaca desarrollara nuevas líneas de tratamiento para la retirada efectiva de la materia orgánica en las aguas brutas antes de su desinfección, que además deberá ser modernizada.
El uso racional y eficiente del agua es otro de los pilares del Plan de Abastecimiento. Los planteamientos previstos pasan por dos puntos. El primero sería el desarrollo de campañas de divulgación y sensibilización que promuevan un uso más sostenible, mientras que el segundo pasaría por analizar la posibilidad de introducir incentivos al ahorro en la estructura tarifaria.
Como quedó indicado anteriormente, existen varios modelos de gestión de los servicios de abastecimiento de agua. Muchos municipios lo tienen externalizado, otros usan un modelo mixto y también los hay que es un servicio enteramente municipal. Por eso, el plan considera necesaria una plataforma única para la recogida de datos de gestión y operación de los principales sistemas de abastecimiento. El Principado aboga porque este cometido lo asuma el Consorcio de Gestión de Aguas (Cadasa). Esto permitiría, además, ampliar la coordinación entre administraciones en materia de abastecimiento, estableciendo protocolos de información y comunicación. Finalmente, la formación continua y el conocimiento de nuevas técnicas sería otro paso para avanzar en una mejor eficiencia del sistema, tanto para las captaciones de agua como las instalaciones de potabilización, las redes de transporte o la distribución. El borrador del plan permanecerá en fase de información pública 45 días.
Fuente de la noticia: El Comercio